A finales de abril de este año, mi padre pasó unos días en Barcelona. Paseando por el
Moll de la Barceloneta, se encontró con una "
Fiesta del consumo responsable" en la que había, entre otras cosas, un escenario con grupos juveniles cantando y bailando, un rincón de juegos alternativos, una noria sin motor en la que los padres de los niños que montaban tenían que darle a una manivela y un tiovivo que para hacerlo funcionar había que montar en una bicicleta adosada.
Una lección de cómo se puede jugar sin juguetes o cómo divertirse sin apenas consumo energético.
Según me contó mi padre, los niños se lo pasaban "molt bé" y, como sabe que a mí estas cosas de los juegos, la educación y la sostenibilidad me interesan, me trajo unas cuantas fotos.
Aquí están, enlatadas en un power point:
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